De repente estás aquí
dos veranos después
con tu esfuerzo
involuntario
de volver hacia
atrás
y de, a la vez, seguir
hacia
adelante.
Sin ella.
Regresas
limpiando el asfalto
de quereres a medias
tintas
de amores de fuego sin
llama
o de llama sin combustión
o de combustión sin
oleaje.
Regresas
dejando al sol
sin tu cara salvaje.
Sin tus manos grandes que
abarcan montañas
que se coronan en cumbres
que cosquillean el cielo.
Sin tu cuerpo poderoso
mitad raíz, mitad vuelo.
Regresas
con la mirada
todavía en la nieve y en
la cima
en el negro de otros ojos y otra piel
en el azul del mar que has
nadado
cinco meses seguidos.
Regresas
con tantos idiomas en la
misma voz
con tantas costuras en la
misma piel
con tantas historias en
la misma hambre.
Regresas
para curarnos a los demás
nuestros deseos
insatisfechos
insatisfechos
-justamente por eso se
llaman deseos,
sino se llamarían
logros-.
Regresas
para recordarles que los
quieres
y que por eso te irás
otra vez,
para aprender a querer mejor
en la distancia
que es cuando alguien
está más cerca.
Regresas
con la ilusión de niño
grande
con la contradicción de
la libertad constante
con la incertidumbre del
mañana –no sé dónde estaré-
y la certeza del ayer –pero
sé que estuve-.
Y te abrazan
ellos
mitad horizonte, mitad
anhelo,
para volcarte encima la
ilusión primitiva del reencuentro.
Regresas
y yo
recordando lo que es echar
de menos
acierto solo en no querer
saber más
de lo que podrá sostener
el silencio.
que bonito Yasmina, sin palabras me dejas!!!
ResponderEliminarun beso grande y un abrazoo!!