domingo, 28 de septiembre de 2014

Sobrevivo a mis inviernos

Pasó otro septiembre con sus luces y sus sombras
y yo no me quedé enraizado
al peligro de la nostalgia acumulada,
ni seguí con la cabeza gacha mimetizándome
en el contrapaso del tiempo.
Volví a respirar y lo hice contigo.
Contigo en la punta de las manos
en los párpados vacíos
en el bolígrafo de los domingos letárgicos
en la soledad de una cerveza en compañía de tantos.
Renací
como lo hizo aquel sueño que construimos a medias
y que el destino derrumbó con todas sus consecuencias.
Renací
como renazco ahora mismo
en cada palabra de noche que quiere ser olvidada,
en un concierto de quebrantos tan poderosos
como la fe ciega en el mañana.
Te recuerdo. Te tengo.
Renazco.
Sobrevivo a mis inviernos.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Pasaba por aquí

Pasaba por aquí
y sentí que tu olor me tocaba en la frente.
Llovía.
Como aquella noche en la que fuimos
tormenta:
tú truenos desnombrados
yo gotitas discretas contra la baranda de tu balcón.

La entrega creció
a base de sumarle mi amor a tus derrotas
y tus palabras a mis desastres.
Se dividió una nostalgia
una sola
la del contigo no y sin ti tampoco
en dos cuerpos insolventes
desahuciados de un presente propio.
No podíamos dormir
yo apenas comía
y nos dolíamos demasiado.
Cómo íbamos a avanzar si
los minutos que no compartíamos
unas veces parecían el éxtasis
y otras un derrumbe universal.
Cómo ibas a encontrarme si yo me cansaba de buscarte
en algo que no entendía.
Cómo iba a encontrarte yo si te olvidabas de buscarme
cada vez que renacía.

Pero hoy  pasaba por aquí
y escuché tu voz
que  nacía de dentro de mí misma
de un recuerdo intacto
y sentí que tu olor me tocaba en la frente.