Al fin y al cabo, tú, esta sensación oscura
de sed continua insaciable,
y por delante de mí
una procesión de penas -que son mías
y son de otros-
a la que no llegan mis manos.
Tantas bocas distintas.
Tantos llantos distintos.
El mismo vacío.
No estoy ya en tu marea
y aún así me arrastra el oleaje.