martes, 30 de diciembre de 2014

Por culpa de Margarit

He callado sobre cada beso que he dado
y al darme la vuelta me he dado cuenta
de que me llevaba conmigo algún abrazo de más.
He viajado con las manos llenas de displicencias
y las alas rotas.
He escondido más tequieros de los que lograré decir
jamás
aunque haya amado igual de frente que a escondidas.
He vivido con la visión corrompida de ser humano
neutral y desaforado.
He rendido cuentas a la injusticia del destino
que es quien menos entiende de leyes y equivalencias
sabiendo que es el presente quien lleva a la oportunidad
cogida por los pelos
a punto de soltarla tras mis pasos si yo no ando con los ojos abiertos.
Porque a veces los he cerrado,
he cerrado los ojos al cambio
y he impedido a la alegría ajena desbordarse entre boca y boca
para evitar la catástrofe de un derrame indisoluble de dolor,
aunque ese charco de agravios nunca llegara a salpicarme.
He querido evitar la vejez de los míos,
he deseado la muerte
para salvarlos así de la crueldad del paso del tiempo.
He querido construirme la vida así, como la ves,
sin contar con las ganas de abandonarme,
y no volver a callar sobre los besos
ni a tapiar la sonrisa con la que me recibes al sol
de este diciembre.
¿Y si descubro ahora, como dice Margarit,
que no estoy hecha de palabras por dentro?
¿Y si resulta que, como cualquier humano,
estoy hecha de huesos y músculos y órganos blandos,
de unos cuantos recuerdos, de esperanza renovable
y de bastante mediocridad?
Si es así, si al final esto no te cambiará la vida
-y, lo que es peor, no me la cambiará a mí-,
que sea la frustración quien se acerque lentamente,
me mire a los ojos y no me reconozca.

martes, 23 de diciembre de 2014

Terra Baixa

Pau Miró i Lluís Homar adapten el clàssic Terra Baixa  deixant de banda les trames perifèriques de l'obra per ressaltar-ne només la trama amorosa principal. Homar interpreta tot sol els quatre personatges sense servir-se de cap vestuari diferent ni de cap altra ajuda més que el seu propi cos i la seva versatilitat i fa tan bé la seva feina que tothom és capaç de reconèixer si és la Nuri, la Marta, el Manelic o l'amo Sebastià qui ens parla en cada moment.

No m'hagués imaginat que el fet d'unir quatre personatges tan diferents en una sola veu donés tants resultats. Hi ajuda, i molt, l'espai dissenyat per Lluc Castells, una escenografia en dos plans diferents carregats de simbolisme: la Terra Baixa, un lloc minimalista, fred, corrumput, i la Terra Alta, un lloc càlid, fèrtil, verge i natural.  En un moment arriben a fondre's una amb l'altra i la passió, l'amor i la lluita de la Terra Alta arriben a engolir-se les tristeses i les pressions de la Terra Baixa. La il·luminació de Xavier Albertí i David Bofarull (es mereixen un premi i un bon reconeixement) és absolutament encertada i converteixen alguns moments de l'obra en poesia visual. A aquest joc de llums se sumen les transicions musicals creades per la Sílvia Pérez Cruz que, amb la seva veu neta i especial, tenyeix de sordidesa la història engrandint aquesta vessant un tant esquizofrènica i quatripolar de l'adaptació. Són precisament els efectes de llums i de so els que posen el toc sensible i afectiu a una obra que a vegades s'allunya massa del públic. Homar fa un gran treball de text i demostra una capacitat narrativa gairebé perfecta però he trobat a faltar una mica d'emotivitat; la seva interpretació contenida, una dramaturgia lineal i l'excés de naturalitat escollides expressament pel director, produeixen un 'efecte distància' massa gran entre l'actor i l'espectador.


De qualevol manera, crec que la posada en escena és un bon assoliment i no es pot negar que Lluís Homar es troba en un excelent moment professional. Així ho demostra amb una energia ben dosificada i amb aquesta voluntat de transformar els clàssics en, gairebé, experiments teatrals.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Te acojo

Ha sido. Y es.
Y será.
Así.
Con esas tomas leves de contacto
con esa necesidad de contar sin descontarse
con ese pasado que unió y este presente que ahora separa.
Pensé que en tus labios siempre sería de verdad
y pocas veces dudé de la eternidad de tus deseos
y no creí en las conjeturas de los polos
que, aunque opuestos, ya no se atraen.
Nos hicimos mayores aprendiéndonos
y desentendiéndonos del mundo,
apenas nos construimos unos a otros las alas,
echamos a volar
y hemos vuelto, sí,
pero no a ser los mismos.
Por eso hoy te acojo
con ese dolorcito fugaz
de un castillo de naipes que se desmonta
por culpa de un suspiro mal enfocado
con esa pena y esa alegría al cincuenta por ciento
con esa tradición absurda e incumplida
que me pone de mal humor sin querer
con ese miedo primitivo al cambio
con esa empatía mía que me enferma la piel.
Pero te acojo,
como si en mí nacieras o renacieras
ahora:
tan joven tu paz,
tan antigua tu furia.

martes, 25 de noviembre de 2014

Acción

Llegados a este punto,
a la cumbre de un trabajo forzado
a un sucedáneo de paraíso
a un lugar cómodo alejado del dolor gratuito;
una vez aquí,
habiendo enarbolado la bandera del ganador
en la cima de nuestra historia
habiendo olvidado del todo
y por autoimposición cómo combinaban
nuestros cuerpos desnudos
habiendo puesto un charquito de por medio
por si acaso quisiéramos avanzar un paso más
-así, al mojarnos los pies recordaremos
que no debemos acercarnos si no queremos prender en llamas-;
ahora que yo me siento a salvo de presunciones y abismos,
que sonrío porque puedo mirarte 
y desearte -casi siempre- con el corazón 
y no con la piel.
Ahora quizá no quede ya nada por cumplir.
Quizá esas ganas de lucha hayan mermado tanto
que ahora se confunda la voluntad con el inmovilismo,
con esa idea horrorosa de la acción en la no acción.

Y a mí, las paradas así, al ralentí del tiempo,
que nada tienen que ver con un quiebro en el camino,
siempre me han provocado mucha desconfianza
y nunca dejarán de darme miedo.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Génesis de una alegría

Sabes eso de tener el corazón de fiesta aunque no sea domingo.
Ni siquiera sábado por la noche.
Eso de reírse uno con los ojos y gritarse con las manos abiertas
al mundo.
Sabes eso que se siente
y que se reconoce en cualquier extraño
porque se condensa en una única y universal
forma de mirar
como guardándose entre el corazón y los pulmones
lo que se va tragando por la calle.
Eso de valorar lo que se tiene
antes y después de haberlo perdido.
Sabes eso de conseguir que el después no huya,
que el ayer no duela
y que el hoy te contagie solo de dudas prometedoras.
Es entonces cuando se entiende que la génesis
de una alegría
(que es de lo que estoy hablando)
puede germinar en numerosas bocas,
en algunos nombres,
en bastantes caras
y en muchos más olores,
pero en realidad el único lugar en el que sobrevive
es dentro de uno mismo.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Salva Soler y Andrea Porcar

Uno debería ver recitar a Salva Soler para saber exactamente de lo que voy a hablarles. Uno debería atreverse a exponerse delante de su voz, de su dramaturgia excelente, de su fascinante capacidad camaleónica, de sus ideas, de sus arrebatos, de la verdad que desprende su mirada.

El pasado jueves por la noche el mítico Oncle Jack de l'Hospitalet brilló y sonó con luz y música propias de la mano de Salva Soler y Andrea Porcar en el marco del Festival Acròbates. ¡Menudo espectáculo! Más de una hora y media de intimidad compartida, de silencios y carcajadas tejiendo un momento único. Un espectáculo que rezumó amor por todos los costados, amor por la palabra, amor por la música, amor por la poesía y, sobre todo, amor por las cosas bien hechas. Cada candencia de la voz de Salva, cada crescendo del piano o del acordeón de Andrea, cada pausa: todo ensamblado a la perfección. 

Salva llena el escenario, lo inunda. Sus textos son el paradigma de la hermosura de la sencillez: una poesía fresca y cálida de versos sencillos excelentemente interpretados que lo trasladan a uno al centro mismo de los sentimientos en ebullición en el que tiene  cabida la sensibilidad de todos. Andrea sabe hacerse necesaria en cada momento y sabe hacerse esperar también. Sus notas, sus solos de piano y acordeón de ojos cerrados, su sonrisa constante no son un acompañamiento, son la otra mitad del espectáculo.

Debo agradecer como público que detrás de todo ese espectáculo haya un trabajo, un esfuerzo y una voluntad tan enormes porque solo de esa manera el resultado podría ser el que fue: un lujo. Nos contaron que en breve estrenarían un espectáculo nuevo parecido a lo que habían hecho, si consiguen mejorar lo que yo viví el jueves, debería ser de asistencia obligatoria para los amantes de las emociones y de la poesía.

martes, 21 de octubre de 2014

No hay nada más

No hay nada más nube
que el descenso de tu ingenio
hasta la comisura de mis labios.
No hay nada más miedo
que el enjambre de sueños que ya no se cumplirán.
No hay nada más hueco
que la falta de costumbre
ni nada más costumbre
que pensarte sin sentido.
No hay nada más muerte
que la insolencia de un predicado sin corazón.
No hay nada más hielo
que un adiós oliendo a estación y a lágrimas
o a punto de partida
y no hay nada más punto de partida
que la crueldad de una despedida sin nombre.
No hay nada más cielo
que una golondrina suspendida en los tejados
ni nada más suelo
que una ciudad amaneciendo.
No hay nada más quizás
que un puente hasta tu almohada
ni nada más valor
que el respeto a uno mismo.
No hay nada más vértigo
que perderse un minuto de tu respirar
ni nada más dentro
que todo lo que vomito.
No hay nada más mapa
que tu mirada perdida en mis ojos
ni nada más hambre
que el cigarro de después.
No hay nada más abismo
que el espejismo de dudas a la espalda.
No hay nada más música
que un silencio cómodo.
No hay nada más camino
que subir un peldaño hacia tus fracasos.
No hay nada más antídoto
que quererte a pedazos y a veces.
No hay nada más regalo
que el aquí y el ahora.
No hay nada más mundo que tú.
Y que tú no hay nada más.
Ni nada menos.

jueves, 9 de octubre de 2014

Quién eres

Quién será esa persona
que viste con tu ropa y que usa tu voz.
Quién será él, me pregunto.
Quién debe ser el que habla
casi siempre
sin la vergüenza de una mañana
descompuesta en rayos de sol carismáticos.
Quién es el que
vive
y ríe
y folla
sin pedir perdón
ni permiso.
Quién es ese del que apenas
pronuncié su nombre
-siempre me han gustado más los apellidos con personalidad-.
Quién eres en realidad.
No lo sé
(y diría que apenas me importa).
Sin embargo podría quedarme
a vivir en cualquiera de tus costillas.
Con una fe ciega.
Palpando solo el aire molesto
que se interpone entre tu cuerpo y el mío.

Me pregunto si sabes lo que es querer.
Si alguna vez te desangraste
mirando las huellas de una cama vacía
y unas sábanas revueltas.
Si alguien te hizo llorar,
emocionarte,
recordar para siempre.
Y me pregunto qué pasó con tus sueños.
Y dónde quedaron aquellas -nuestras- noches de invierno.

No hay nada más difícil
ni más hermoso
que mirarte a los ojos
y preguntarme
quién será ese hombre
además de ser mar en calma.

Creo que lo mejor que podrías hacer por el mundo
es salir desnudo a la lluvia.

Yo diría que eres
un poco así como la naturaleza:
a veces, todo muerte.
A veces -muchas-,
todo música.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Woyzeck

Els Parking d'Hivern (Parking Shakespeare) ho han tornat a fer. L'han tornat a clavar. I és que sembla que els actors en comptes de treballar-se els persontges se'ls hagin empassat (enteneu-me) de com arriben a brodar la interpretació. Aquest cop han escollit Woyzeck, de l'alemany Georg Büchner, una obra que va quedar inacabada amb la mort prematura de l'autor i que ha estat publicada pòstumament. La companyia, que ja va representar l'obra fa gairebé un any a Palo Alto i que va fer servir llavors un espai ampli, gèlid, diàfan, aquest cop ho fa a la Sala Beckettamb el denominador comú de fer servir com a úniques armes les seves veus i les seves magistrals capacitats interpretatives.  De fet, és ben igual l'espai i el temps on se situa l'acció, no importa gaire, perquè l'obra, que va ser escrita a principis del segle XIX podria extrapolar-se a avui dia i emmarcar-se en qualsevol escenari. 

Woyzeck és un soldat que viu sota la pressió d'estaments en una mena de caserna on un doctor que el fa servir de conillet d'índies i un capità que intenta dur-se'l al seu territori el fan embogir. Aquesta follia que és cada cop més evident fa que la relació amb la seva dona se'n vagi a norris mentre ella l'enganya amb un altre soldat. És, per tant, una història clàssica de gelosia, de traicions, d'humiliacions, de poders, de pressions socials i de limitacions humanes. Què seria capaç de fer algú en la situació del Woyzeck, que és un pobre titella en mans d'un titellaire, que no és res més que el sistema de classes? És una història que retrata una vida pobra, envoltada de gent sense cor que tenen com a bandera un egoísme gairebé necessari per a la seva supervivència. Una història humana, com deia, que podria tenir cabuda ahir i avui, aquí i allà, amb tu i amb mi com a protagonistes. 

L'obra comença suau però va in crescendo sense aturar-se, amb un ritme espectacular. Els personatrges secundaris són claus per entendre la bogeria del protagonista, i és que no n'hi ha cap que toqui de peus a terra. Tot i ser un guió dur, hi ha diàlegs molt poètics, sobre tot del Woyzeck, que comença essent algú que sembla veure més enllà de les quatre parets que l'envolten però no se n'adona de l'engany que viu a la seva pròpia casa, per esdevenir algú encegat per una passió que ja no és capaç de controlar i que, tot i així, fa pena. Com sempre, un repartiment fantàstic i, en aquest cas, a més, una direcció actoral impecable. 

No us la podeu perdre, hi són fins el 5 d'octubre.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Sobrevivo a mis inviernos

Pasó otro septiembre con sus luces y sus sombras
y yo no me quedé enraizado
al peligro de la nostalgia acumulada,
ni seguí con la cabeza gacha mimetizándome
en el contrapaso del tiempo.
Volví a respirar y lo hice contigo.
Contigo en la punta de las manos
en los párpados vacíos
en el bolígrafo de los domingos letárgicos
en la soledad de una cerveza en compañía de tantos.
Renací
como lo hizo aquel sueño que construimos a medias
y que el destino derrumbó con todas sus consecuencias.
Renací
como renazco ahora mismo
en cada palabra de noche que quiere ser olvidada,
en un concierto de quebrantos tan poderosos
como la fe ciega en el mañana.
Te recuerdo. Te tengo.
Renazco.
Sobrevivo a mis inviernos.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Pasaba por aquí

Pasaba por aquí
y sentí que tu olor me tocaba en la frente.
Llovía.
Como aquella noche en la que fuimos
tormenta:
tú truenos desnombrados
yo gotitas discretas contra la baranda de tu balcón.

La entrega creció
a base de sumarle mi amor a tus derrotas
y tus palabras a mis desastres.
Se dividió una nostalgia
una sola
la del contigo no y sin ti tampoco
en dos cuerpos insolventes
desahuciados de un presente propio.
No podíamos dormir
yo apenas comía
y nos dolíamos demasiado.
Cómo íbamos a avanzar si
los minutos que no compartíamos
unas veces parecían el éxtasis
y otras un derrumbe universal.
Cómo ibas a encontrarme si yo me cansaba de buscarte
en algo que no entendía.
Cómo iba a encontrarte yo si te olvidabas de buscarme
cada vez que renacía.

Pero hoy  pasaba por aquí
y escuché tu voz
que  nacía de dentro de mí misma
de un recuerdo intacto
y sentí que tu olor me tocaba en la frente.

jueves, 7 de agosto de 2014

Yo quiero

Ojalá te leyeras con mis ojos
que vuelcan sobre tu sonrisa
una ilusión inesperada
y cuelgan la esperanza
de todos tus puntos aparte.

Yo no solo quiero que confíes en mí
yo quiero que me creas tanto que me
reconstruyas.
Quiero descubrirte paisaje
en mitad de la
ceguera
y tomarte de la mano
hasta que estés tan cerca
que pueda verte también al abrir los
ojos.
Yo quiero buscarte
y no encontrarte
para que aparezcas de repente
y me sorprendas por la espalda.
Yo quiero que desembarques en mi playa
y me declares
la paz
armada
con un montón de versos ruidosos.
Yo quiero que, deshaciendo las fronteras
que nos abrazan,
me conviertas en tu país.

martes, 15 de julio de 2014

Sigo siendo yo

Soy yo.
Sigo siendo la misma.
La que celebraba tu fidelidad a la vida
y se sumergía contigo
sin pensarlo
en tus bajos fondos.
La misma que quería rescatarte del peligro
la que no buscaba explicaciones
la que te encontraba al final de todas las preguntas.
Sigo siendo yo
la que no deja de buscarse y reconstruirse
y sin embargo no deja de fallarte sin querer hacerlo.
Sigo siendo yo
la que admira tu constancia
para plantarle cara al destino
la que se alegra de tu forma de aprender de los errores.
La que comprende que las cosas cambian, aunque tú no lo creas.
Y tú sigues siendo tú
tantas mujeres en una sola
tú y tanto esfuerzo dosificado
tú y tantos detalles
tú y tanta entrega sin límite
tú y tu capacidad para cambiarme la vida.
Y a mí me basta verte fumando sola en cualquier balcón
para dejar de entenderlo todo.
Sin saber cómo seguir viviendo con la cabeza gacha
descubriendo un humor que no te conocía
pero manteniendo aún el
el deseo feroz de besarte allí
donde tú das bofetadas.

Me basta mirarte
y todas mis incógnitas vuelven a solucionarse:
tú eres la respuesta y la solución a todos mis desastres.

miércoles, 2 de julio de 2014

Recordarnos es lo único que podemos hacernos

Decidí subirte al cielo y
en un arranque de cordura
me di cuenta de que hubiera sido mejor
dejarlo todo como estaba
y plantarte las estrellas bajo los pies
para que no tuvieras que volar
lejos a conquistar otras lunas.

Apareces. Y tu presencia
me recuerda todo lo que no soy.
Es mirarte y querer huir
hacia un pasado que me hubiera gustado
desarmar con mis propios dedos
y en la huida
refugiarme en ese espacio cómodo
que deja cualquier problema
cuando ya se ha hallado la solución.
Es verte y creer que me gustaba de ti
todo lo que no me gustaba de mí
y viceversa.
Es verte y no poder evitar la tentativa oblicua
de poner a salvo mi vida,
de frenar el terremoto.

Recuerda
todas las veces que me creí mundo
entre tus manos,
que me creí lucha
entre tus puños,
que me creí mañana alborotada
atravesando tu habitación.
Acuérdate.
Recuerda qué pasó.
Recuerda que fuiste
y que yo fui contigo
y que tú y yo nunca fue
nosotros.
Acuérdate.
Recuerda qué pasó
porque recordarnos es lo único que podemos hacernos.

jueves, 12 de junio de 2014

Regresas

De repente estás aquí
dos veranos después
con tu esfuerzo involuntario
de volver hacia
atrás
y de, a la vez, seguir hacia
                                      adelante.
Sin ella.
Regresas
limpiando el asfalto
de quereres a medias tintas
de amores de fuego sin llama
o de llama sin combustión
o de combustión sin oleaje.
Regresas
dejando al sol
sin tu cara salvaje.
Sin tus manos grandes que abarcan montañas
que se coronan en cumbres
que cosquillean el cielo.
Sin tu cuerpo poderoso
mitad raíz, mitad vuelo.
Regresas
con la mirada
todavía en la nieve y en la cima
en el negro de otros ojos y otra piel
en el azul del mar que has nadado
cinco meses seguidos.
Regresas
con tantos idiomas en la misma voz
con tantas costuras en la misma piel
con tantas historias en la misma hambre.
Regresas
para curarnos a los demás nuestros deseos
insatisfechos
-justamente por eso se llaman deseos,
sino se llamarían logros-.
Regresas
para recordarles que los quieres
y que por eso te irás otra vez,
para aprender a querer mejor en la distancia
que es cuando alguien está más cerca.
Regresas
con la ilusión de niño grande
con la contradicción de la libertad constante
con la incertidumbre del mañana –no sé dónde estaré-
y la certeza del ayer –pero sé que estuve-.
Y te abrazan
ellos
mitad horizonte, mitad anhelo,
para volcarte encima la ilusión primitiva del reencuentro.
Regresas
y yo
recordando lo que es echar de menos
acierto solo en no querer saber más
de lo que podrá sostener el silencio.

jueves, 5 de junio de 2014

El único parecido entre tu historia y la mía es que ambas terminaron


Decidió acompañar a sus propios pasos
hacia un futuro convertido en pena
y soledad.
Decidió que su vida sería estática
sin más deseos que los cumplidos
y que no volvería a pensar en nada
que le hiciera dudar.
Que se quedaría en su portal,
achicando las noches de febrero
una a una
hasta que no quedaran ni las cenizas
de lo que nunca fue pero pudo haber sido.


Nunca te quise
y nunca quise que te quedaras
porque, en realidad,
nunca quise que aparecieras.
Nunca tuve ganas de abrazarte.
Nunca imaginé que me besabas los párpados
ni que me cogías de la mano
para llevarme en volandas hacia tu orilla.
Nunca quise esperarte sentada al pie de la cama
y verte dormir
y desayunar tostadas en el balcón de mi piso
desde donde se veía el mar
en un día de mayo como hoy.
Nunca quise que aquella noche
nadie me esperara en casa
para no tener que dar más explicaciones
que tu nombre repetido entre mis labios
muchas veces.
Nunca dije que te soñé
tantas noches seguidas
que no supe jamás si mirarte a los ojos
era despertar.
Nunca pensé que habías llegado
para cambiarme la vida,
para rescatarme del peso de mi propio cuerpo.
Nunca quise quedarme ahí cuando estabas tú
porque nunca supe si más allá de ti había algo
que mereciera la pena.

miércoles, 14 de mayo de 2014

L'orfe del clan dels Zhao

Cheng Ying és un metge ambulant a qui la princesa, filla de l'emperador, s'encomana per a salvaguardar la vida del seu fill acabat de néixer. Du'an Gu, cap de seguretat de l'imperi, acaba de manar exterminar tota la família Zhao: tres-centes persones que són assassinades injustament, inclòs el marit de la princesa. El nen, per tant, és l'últim membre de la família dels Zhao, a qui el metge, que ha sacrificat la vida del seu propi fill, cuida durant vint anys sense que el malvat Du'an Gu sàpiga la seva vertadera identitat. Durant aquests anys el nen viu al palau del propi Du'an Gu, que li ensenya les arts de les armes, amb el metge, a qui li diu pare, que li enseya les arts de les lletres. Quan es fa gran, haurà de saber la veritat, quins són els seus avantpassats i fer-los justícia.

Cada cop m'agrada més quan acabo de veure una obra i tinc la sensació que hi ha una reconciliació entre el teatre de sempre i el públic d'ara. El teatre clàssic vull dir. És aquell sentiment de tornar anys enrere, a les antigues tragèdies gregues, per exemple. Tenia molta curiositat per descobrir al dramaturg xinès Ji Junxiang i exposar-me per primera vegada a un text del segle XIII. El més interessant del teatre és descobrir les seves múltiples cares i les seves infinites formes. Vaig entrar al Teatre Romea amb les expectatives elevades perquè havia llegit força sobre el que anava a veure. Vaig trobar-me l'escenari al mig de la sala, com ja sabia: un quadrilàter de sorra per on els actors sortien i entraven a través dels quatre vértex per tal d'aportar un dinamisme a l'obra del tot encertat.

L'orfe del clan dels Zhao és una història èpica en la que no deixen de sacrificar-se els interessos personals pel bé col·lectiu. Personatges predecibles i molt ben definitis que posen cara i ulls als sentiments de lleialtat, valor, sacrifici, justícia. Cada cop que apareix un personatge diferent a escena aquest es presenta i se situa a ell mateix i a l'espectador en el punt narratiu de l'obra, d'aquesta manera és molt fàcil mantenir l'atenció del públic enmig d'uns diàlegs barrocs i molt poètics. L'autor juga, a més, amb l'aparició d'esperits i fantasmes del passat: la vida i la mort de la mà per a ajudar a fer camí a l'orfe dels Zhao, un personatge que, amb les ensenyances del metge que li fa de pare (la bondat retorna bondat, diu) s'ha d'enfrontar a una veritat que el colpeja de cop i li obre els ulls davant la realitat.

Un cop més l'Oriol Broggi ha dirigit un espectacle de forma excel·lent, entre d'altres coses perquè s'ha trobat un grup d'actors impressionants. Els teballs de l'Ernest Villegas, un actor pràcticament desconegut per a mi, del Pablo Derqui, que sabia que no defraudaria, i del Julio Manrique, que fa un paperàs, van deixar bocabadat a un públic que es va posar d'empeus tot just acabar l'últim acte.

No estic gaire d'acord amb algun crítiques que he llegit de l'obra, on aposten per l'extrapolació  dels fets per tal d'emmarcar-los en el nostre present. Prefereixo recrear-me en l'emoció i la sorpresa que em desperta que una història com aquesta, de vuit segles enrere, tingui tanta capacitat de commoure'm com podria fer-ho qualsevo text contemporani; que una obra com aquesta, que parla de l'honor o el sacrifici, valors tan afeblits avui dia, m'hagi arribat tant, gairebé com un sotrac. Tot i que, tant de bo, com diu el Marc Artigau, les persones visquéssim amb la voluntat de fer sempre el bé tot i saber-nos una petita formiga enmig d'una gran selva.


miércoles, 7 de mayo de 2014

Primavera

La vio en el cascabel de su risa
que llama al sol recién amanecido.
En la flores del almendro que pisan los niños
del parque que hay bajo su balcón,
en los pétalos que besan las hendiduras
de las suelas de sus zapatos diminutos.
La vio en la caricia párvula de un
joven diciembre sobre el que
reposa el puñal negro de la nostalgia.
La vio en la ceniza de estrellas
que forman constelaciones
con los lunares de un cuerpo cualquiera.
La vio salir con su cabellera alada y sus ojos
claros de azahar.
La vio, con su vientecito fresco de media tarde,
caer de bruces y levantarse
con las rodillas magulladas
porque la escarcha de la rutina silenciosa
le había atado los pies.
La vio alzar los brazos suplicante
rogando que no llegara verano,
que junio la aguardaba con su espuma
de mar revoltoso y sus mejillas sonrosadas,
y a ella los infinitos de las playas
siempre le habían dado mucho miedo.
Cuando la vio correr hacia el pasado,
cuando su piel atravesó las estaciones
al revés,
retrocediendo en el tiempo,
y se sucedieron invierno,
otoño y verano en bucle
mientras le rompían el vestido
y quedaban restos de ella en todos los días del año,
cuando la vio, definitivamente,
mudarse la piel
y echarse a la espalda un trimestre más
sin importarle hacia dónde el viento ha de girar,
entendió por fin aquel verso:
mañana es solo un adverbio de tiempo.

miércoles, 23 de abril de 2014

Volvería



Música: Coyita de Gustavo Santaolalla

Volvería ahora a ti
como quien vuelve a un país desheredado,
a unos campos ultrajados por memorias andantes,
a la tierra fértil que era tu piel.
Volvería como quien vuelve al laberinto
del que logró salir victorioso
pero no por eso menos culpable.
Regresaría al rastro quedo de un gemido
contagioso
cada dos por tres
y a cuatro voces
con eco en los cinco océanos
(o en los cinco sentidos, si lo prefieres)
a las seis de la mañana
en el séptimo escalón
del octavo balcón
de un piso prestado.
Me quedaría en la energía que fluye
de sístole a diástole
entre tu corazón y mi olvido contencioso.
Desandaría el camino
que me ha costado la ilusión
solo para desvestirte,
para recalificarte,
para describir en braille los vértices
de tu cuerpo
y ponerle nombre a cada uno de tus poros.
Viajaría a octubre,
a septiembre si me apuras,
a la verdad de aquel lunes por la mañana,
a tus manos apartándome un mechón de pelo
de la cara entre beso y beso,
para acodarme en tu barriga
y bailarte encima al ritmo de un silencio
constante y precioso
que vivía entre dos pares de ojos,
dos pares de manos
y cuatro piernas en tensión.
Volvería solo a que me lamieras los arañazos
mientras yo te quito el polvo de espejos
que cayó encima de la última noche
que soñaste conmigo.
Volvería,
y lo haría sin lamentarme de la mala suerte.
Y en silencio,
sobre todo, lo haría en silencio
porque lo único que nos sobraron fueron demasiadas
palabras vacías y desacertadas.
Me bastaría con saludarte y despedirme después.
Hablamos, te diría al marcharme,
y horas más tarde
tu olor en mi piel me respondería en tu nombre.
Volvería si no fuera por el miedo que me das,
y por el miedo que me doy
cuando combino mi humor con tus madrugadas.
No se puede tener miedo a vivir,
me escribiste aquella vez.
Y aquí me tienes.
Tentando a mi propia vida en tu ausencia
a sabiendas que lo peligroso,
lo devastador del miedo
no es poseerlo
sino proyectarlo al horizonte.

lunes, 14 de abril de 2014

Habitarme

De ninguna de las maneras
podría darse el caso
obtuso
de que alguien me habitara por dentro
como lo haces tú:
rellenando los surcos de un presente
moldeado por las dudas
invadiendo mis ilusiones
influyendo en mis planes de futuro
ocupando mi vida y todas sus aristas.
De ninguna manera, digo,
podría eso suceder,
tendría yo que volver a nacer
y llorar tres años seguidos entre sus brazos
para crecer después en una casa con jardín
entre potajes gallegos y coplas entonadas
y tendría que acostarme otra vez todas las noches
durante veintiocho años
dedicándole el último pensamiento del día.
Sencillamente,
nadie podría habitarme por dentro
como lo haces tú
porque entonces la cantidad de amor sería tan desmedida
que me resultaría imposible albergarla en el cuerpo.

martes, 1 de abril de 2014

Un trozo invisible de este mundo

No tenía pensado volver al teatro esta semana. A veces pasa que uno ve espectáculos preciosos y piensa que después de eso no hay nada equiparable. Y Doña Rosita la soltera o el jardín de las flores fue una obra mayúscula. Y más si pisas por primera vez el Tatre Nacional de Catalunya. Y más si, en la entrada, está esperándote Serrat (o la banda sonora de tu infancia) y puedes saludarle.

La obra de Lorca podría ser bautizada como la obra de los mil detalles: musicales, acústicos, sensoriales y, sobre todo, visuales. Detalles al por mayor representados, principalmente, en lo que quiero destacar como el mejor diseño de vestuario que he visto jamás. Además, obviamente, del elenco de actores y de la escenografía minuciosa (no tanto en la forma como en la funcionalidad) que permitió un final cuya imagen puede ser de lo más bonito que hayan contemplado mis ojos (hablo de teatro, claro). Una obra grande. Una producción de alto nivel.

Pero no es mi intención hablar de Doña Rosita en este post. Iba diciendo que no pensaba ir al teatro esta semana pero, casualmente, ojeando twitter, llegué a la noticia de  las nominaciones de los premios MAX 2014. Este año compite con Barcelona (la obra de Pere Riera que tuve el placer de ver en noviembre y que recibe cinco nominaciones), Un trozo invisible de este mundo, que recibe seis, las más importantes: mejor espectáculo, mejor autoría revelación (Botto), mejor dirección (Peris-Mencheta), mejor escenografía (Peris-Mencheta y Carlos Aparicio), mejor actor (Botto) y mejor diseño de iluminación (Valentín Álvarez). La representaban en el teatro de Santa Coloma, así que no pude resistirme. Y ¡menos mal! Qué habría hecho yo si sé que me llego a perder tremendo espectáculo. Sergio Peris-Mencheta, al que conocí por su papel protagonista en Al salir de clase hace unos quince años atrás, dirige con gusto a Juan Diego Botto, autor de los cinco monólogos que forman la obra. Cinco monólogos que hablan sobre la migración,  la resistencia, la supervivencia, la debilidad del ser humano, la injusticia. Cinco textos en prosa cargados de poesía en muchos momentos. Cinco monólogos escritos con las entrañas. En cada uno de ellos Botto agudiza el ingenio para abordar la situaciones desde la ironía más inteligente, o desde la nostalgia más punzante, o desde la comedia más elocuente. Un tipo argentino que vive en Madrid y llama a su esposa desde un locutorio; una nigeriana a la que le espera un amargo final tras sobrevivir a las calamidades de la vida de una inmigrante sin papeles; la historia de los exiliados por la dictadura de Videla. Así se suceden las historias, una tras otra, sobre una cinta (como la de los aeropuertos) que no deja de rodar en bucle y que va expulsando maletas, o que va vomitando distintos dolores (cada uno que entienda la metáfora como quiera).

Nunca se me ha dado bien comparar, pero si Valentín Álvarez no gana el MAX al mejor diseño de iluminación, la vida será un poquito más injusta (si cabe) de lo que es. Es importantísimo lo que hace en Un trozo invisible de este mundo. Un trabajo impecable y absolutamente necesario en el devenir de estas historias que, si toman tanta fuerza es, en parte, gracias a la luz. A la luz de dentro, es obvio: la de los personajes, la suya propia, la intrínseca, pero también a la de fuera, la de esos focos que no hacen más que resaltar la injusticia humana de una forma elegante, tan sutil como explícita a veces. 

Es incalculable la cantidad de talento que cabe en una hora y media, en la que todo sucede a pedir de boca. El trabajo de Juan Diego Botto y de Astrid Jones es realmente bueno, con una intensidad constante del cien por cien y con una entrega absoluta.

El teatro siempre merece la pena y si, además, sirve para defenderse, para expresarse, para denunciar, pocas cosas pueden ser más emotivas que el arte en sí mismo: una buena obra y la platea en pie. 



martes, 18 de marzo de 2014

The Mechanicals

El Juanjo Marín torna a dirigir a la companyia Irrepresentable, integrada per una nova fornada d'actors formats a l'Institut del Teatre (Víctor Vela, Xuel Díaz, David Anguera i Anaïs Garcia) que fan moltes coses i totes les fan bé: actuen, canten, toquen instruments,... El director ha sabut fer-se amb totes aquestes virtuds i crear quatre personatges curiosos i entranyables: The Mechanicals, quatre mestres artesans que amb una petitíssima escenografia i quatre objectes dins un bagul versionen a la seva manera i donen vida a El senyor dels Anells. El text, intel·ligent, irònic i ple de ressò de l'imaginari col·lectiu, es va construint a base de començar coses i no acabar-les mai, amb tot un seguit de gags que enfilen l'entramat i basteixen una història dolça on la música n'és, giarebé, la protagonista. En els escasos trenta-cinc minuts que dura la peça hi trobem, fins i tot, un petit número de titelles d'una tendresa exquisida.

Després de l'estrena el passat diumenge al Teatre Sagarra, els espectadors esperem amb ànsia que The Mechanicals ens entretinguin amb moltes més històries com aquesta.





Foto: Juanjo Marín