viernes, 31 de enero de 2014

Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triunfar

Al teatro no solo se va a ver un gran texto interpretado por grandes actores que cuentan una gran historia. Si piensan así, pueden no seguir leyendo este texto, porque no es de eso de lo que voy a hablarles. Al teatro se va siempre a sentir. Y ellos, Vaca 35 Teatro en Grupo, demuestran que creen en el teatro y que lo sienten, y así nos lo hacen saber. De la mano de este grupo mexicano ha llegado a Barcelona Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra obra y las ganas de triunfar, que se estará interpretando en la sala Atrium hasta el día 2 de febrero.  

Vuelvo al teatro y vuelven a estar los actores a pie de público. ¡Qué lujazo! Este texto cargado de realidad -pero también algo modesto- cuenta la vida de dos criadas que comparten habitación y cuál es la relación entre ellas. Ambas se dedican, simplemente, a vivir. Se hablan, se quieren, se odian, preparan la cena, se enfadan, limpian el suelo, se besan, se gritan. Viven. Solo viven. Lo aburrido de lo cotidiano y la rutina al servicio de dos actrices, Diana Magallón García y Mari Carmen Ruiz Benjumeda, cuyos trabajos las equiparan y las elevan a ambas a la meca de las interpretaciones más rotundas.

La obra transcurre en tiempo real -cincuenta y cinco minutos de fuerte carga emocional- en un escenario minúsculo que no hace más que crear un clima de tensión y ahogo sobre un público que se convierte en auténtico voyeur de esta historia. Un breve espacio temporal donde casi todo lo mueve el silencio. Es fascinante el trabajo que hacen con él. Por momentos, el silencio es el único protagonista de una sala en penumbra iluminada solo por una bombillita roja muy tenue, mientras una a la otra se desnudan y se bañan y el espectador no sólo observa, sino que es partícipe de esa intimidad compartida. Solo las respiraciones contenidas, la emoción que aflora y el sonido del agua al caer sobre una palangana metálica son suficientes para llenar todo el espacio. Mientras, los espectadores compungidos, vergonzosos incluso por inmiscuirse en una realidad que no es la suya, observan cómo las actrices cambian de registro, como alteran y rebajan el ritmo, como pasan de la violencia a la ternura sin darse apenas cuenta de su presencia.  

Esta es una propuesta diferente, arriesgada en la forma -que no en el contenido-,  en la que se demuestra que se puede reconstruir todo el universo de las relaciones humanas solo con un gusto exquisito por la estética y con las ganas y la motivación de experimentar en el teatro.





domingo, 26 de enero de 2014

Merece la pena esperarte

Porque no existe ni una sola
vez en la que intentarlo
no merezca la pena.
Por eso sé que debe ser precioso
el momento en el que vuelvas.
Tú.
Tus
ojos
enormes
sobre
todo.
Sobre
mí.
Ese momento en el que yo
pueda dejar de torcerme
-y retorcerme-
por la senda de un camino cuyos
límites difusos se debaten entre
dos besos litúrgicos y una vuelta de tuerca más,
y vuelva a revolcarme
sobre un pasado que será como este presente pero
sin piedad.
Solo por eso, porque no soporto
esta distancia que no comprendo,
en la que no encuentro lugar donde esconderme.
Solo por imaginarme
que llegará ese momento otra vez
merece la pena esperarte.
Me quedo aquí
con la sonrisa desdibujada
y las lágrimas
en la comisura de los labios.
Me quedo en un aquí que se me hace
tan extraño como tu forma de
huir.
Me quedo aquí recordando por qué te quiero.
Añorando la forma que tienes de dar siempre
lo mejor de ti.
Admirando esa capacidad tuya
de cambiarme la vida.

martes, 21 de enero de 2014

Norway.Today

La Julie i l'August són dos joves que queden per pujar a dalt del tot d'un fiord noruec i suïcidar-se junts. Aquesta és la (aparentment) senzilla trama de l'obra Norway.Today, interpretada magistralment pel Joan Carles Suau i la Mariona Tena a La Seca - Espai Brossa de Barcelona. La sala, on no hi caben més de 50 persones, és petita i no té escenari. Els actors interpreten a peu de públic, giarebé trepitjant-te els peus. Tot i així, jo mateixa he pogut veure aquell precipici del que parlaven, he pogut escoltar la remor del vent i, fins i tot, he sentit el fred. Jo he pogut veure les llàgrimes i els riures que s'intercalaven en les cares dels protagonistes. He pogut ensumar la por que sentien els seus personatges, he pogut palpar les seves contradiccions internes, he pogut ser partícep de l'alè de dues ànimes perdudes en un món al que no pertanyien i que els semblava insostenible.

En la seva història, la Julie i l'August van construint una relació entre ells on els límits dels sentiments són imprevisibles i molt difusos. Van des del sexe i l'amor fins a la brutalitat del suicidi trontollant continuament en les seves respectives vides mentre tu, des de la teva cadira, no pots fer res per salvar-los.

La Mariona i el Joan Carles fan un treball d'introspecció bestial per tal de vestir els seus personatges amb uns sentiments i unes emocions extremes. Gràcies a un text reflexiu i existencialista i a la direcció intel·ligent de l'Àlex Mañas, els dos protagonistes són capaços de fer-nos sentir moltes coses però, sobre tot, d'apropar-nos la seva veritat. O, millor dit, de buidar-se ells per omplir-nos a tots nosaltres.

Hi estaran fins el 26 de gener. No perdeu l'oportunitat d'anar-hi!




lunes, 20 de enero de 2014

El mundo sería mundo

Te pienso cada día al menos una vez.
Y hay días que hasta dos.
Y hay días que hasta tres.
A veces me pasa
que me quedo absorta en aquel febrero,
en la vibración de tus palabras,
en la luz intermitente de un teléfono móvil.
Y otras veces no soy capaz
de ponerle tu cara
a esta ausencia amenazante
que siempre acaba por ganarle la batalla
al tiempo,
a la novedad,
al momento.

No logro dilucidar nada
cuando tomo consciencia de lo doloroso que es
darme cuenta de que te estoy olvidando.
De que estoy olvidando, por ejemplo,
cómo era tu voz,
o tu forma de andar,
o el espacio que ocupaba tu cuerpo.
Y todo eso se me olvida sin querer.
Aunque pretenda retenerte en mi cabeza,
el paso del tiempo sigue siendo ese reloj agónico
que puede conmigo.

Ahora sólo recuerdo nítidamente
tu manera de mirarme aquella noche.
Nuestra última noche.
La última fracción de mi vida
en que tu nombre y la palabra felicidad
pueden permanecer escritos bajo el mismo renglón.

Lo único que sé seguro
es que yo no me merezco tu silencio.
Porque el silencio,
que ahora está encajado entre mis huesos
y moldea todo mi paisaje,
es sucio,
peligroso,
detestable.

Y ahora tengo que aprender a vivir con él
y a vivir sin ti,
sin saber cómo lo hacía antes,
sin saber cómo viví hasta conocerte.

Y tengo que aprender también
a vivir con esta pena,
que es inevitable,
que es como una letanía silbada,
constante,
pesada.
Algo humeante surgido en la lontananza del tiempo,
un adiós perdido en la salitre
que dejaron unas lágrimas resecas,
unas sonrisas tribales
y una despedida dolorosa.

Y ese reguero que escuece aún
escuece mucho más cuando escucho tu nombre
en otros labios que no son los míos.
Porque sólo yo puedo imaginarte en otros cuerpos.
Sólo yo puedo nombrarte.
Sólo yo puedo sentir
que el mundo sería mundo
si tú rompieras tu silencio.

domingo, 12 de enero de 2014

Tribu

Hay que ver, cómo has crecido.
Con qué voluntariosa energía te hemos
ahuecado el camino
y te hemos prendido las alas de los omoplatos
para que antes que aprender a andar
supieras volar por la vida.
Esos centímetros de más que intuyo en tu cuerpecito
y te hacen alcanzar, por ejemplo, el botón
del ascensor que tanto te gusta,
son los mismos centímetros
que me plantaron a mí bajo los pies
cuando tenía tu edad.
Después, tus madres, que son las mías,
nos han regado a ambos con el mismo amor
que a ti te está haciendo florecer
y que a mí me enraíza a esta ciudad
y a esta familia,
que es lo mismo que decir hogar.
Ese amor me conecta directamente
con las tardes de cine,
con la voz rasgada y su guitarra,
con los domingos de invierno en el circo,
con la música de un piano y un violín sobre un cancionero
que tarareo en la habitación de un piso de la calle San Carlos,
con las estanterías de libros desordenados,
con un manojo de lirios junto a una higuera que crece
en medio del patio de una casita de la Rambla.
Hoy, veintiocho noviembres después
y solo dos contigo
(dentro o fuera de tu madre,
eso da igual,
yo ya te quería)
te veo y me veo a mí
con los mismos ojos con los que miraba entonces.
Con el mismo amor envolviéndome,
con idéntica admiración devota,
con la misma satisfacción del que no sabe a qué mano aferrarse
de tantas como le mecen.
Te hablo a ti, que te veo crecer en mi casa
y descubrir rincones de un piso que no sabía ni que existían.
Te hablo a ti, como podría hablarle a cualquiera de los demás,
que también pertenecen a esta tribu.
Te hablo a ti.
Y que nadie se atreva a nombrar el amor
si antes no te han mirado a los ojos cuando sonríes.