Al teatro no solo se va a ver un
gran texto interpretado por grandes actores que cuentan una gran historia. Si
piensan así, pueden no seguir leyendo este texto, porque no es de eso de lo que
voy a hablarles. Al teatro se va siempre a sentir. Y ellos, Vaca 35 Teatro en Grupo, demuestran que creen en el teatro y que lo sienten, y así nos lo hacen saber.
De la mano de este grupo mexicano ha llegado a Barcelona Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra obra y las ganas
de triunfar, que se estará interpretando en la sala Atrium hasta el día 2
de febrero.
Vuelvo al teatro y vuelven a
estar los actores a pie de público. ¡Qué lujazo! Este texto cargado de realidad
-pero también algo modesto- cuenta la vida de dos criadas que comparten habitación
y cuál es la relación entre ellas. Ambas se dedican, simplemente, a vivir. Se
hablan, se quieren, se odian, preparan la cena, se enfadan, limpian el suelo, se
besan, se gritan. Viven. Solo viven. Lo aburrido de lo cotidiano y la rutina al
servicio de dos actrices, Diana Magallón García y Mari Carmen Ruiz Benjumeda,
cuyos trabajos las equiparan y las elevan a ambas a la meca de las
interpretaciones más rotundas.
La obra transcurre en tiempo real
-cincuenta y cinco minutos de fuerte carga emocional- en un escenario
minúsculo que no hace más que crear un clima de tensión y ahogo sobre un público
que se convierte en auténtico voyeur de esta historia. Un breve espacio
temporal donde casi todo lo mueve el silencio. Es fascinante el trabajo que
hacen con él. Por momentos, el silencio es el único protagonista de una sala
en penumbra iluminada solo por una bombillita roja muy tenue, mientras una a
la otra se desnudan y se bañan y el espectador no sólo observa, sino que es
partícipe de esa intimidad compartida. Solo las respiraciones contenidas, la
emoción que aflora y el sonido del agua al caer sobre una palangana metálica
son suficientes para llenar todo el espacio. Mientras, los espectadores
compungidos, vergonzosos incluso por inmiscuirse en una realidad que no es la
suya, observan cómo las actrices cambian de registro, como alteran y rebajan el
ritmo, como pasan de la violencia a la ternura sin darse apenas cuenta de su
presencia.