martes, 31 de julio de 2018

Despedida

 


Aquella muerte fue una familia
reunida en un cuarto alrededor de un cuerpo
y un corazón que deja de latir.
Fueron unos hijos y unos nietos y una esposa
que empezaban a curarse llorando
que es la forma en la que la tristeza se limpia
y se convierte en calma.

Sé que las despedidas no son más que eso
y son sobre todo eso:
el traspaso de un cuerpo altivo
y devastado
hacia la muerte.

Pero uno puede despedirse y no morir
y viceversa.
Y hay despedidas con nombre y apellidos
que huelen y saben
y tienen la piel de derrota.

Hay un perdón que empieza a crecerme en los labios
y me ensancha los pulmones
y yo voy otra vez contra la vida
sin preguntas y sin miedo
porque en las despedidas
al contrario que en la muerte
cabe la posibilidad de volver la vista atrás
en medio del camino.                                                       

jueves, 5 de julio de 2018

Poema con vistas

Voy a escribir un poema de amor
con vistas a tu cuerpo. Comenzaré 
por el casco viejo y sus calles adoquinadas
que cincelan tus muslos y tu vientre.

Ha pasado un continente entero entre estos
cuerpos
que a veces se llaman con un sonido inútil
de caracola muda.
En mis dedos hay un cosquilleo extraño
que los empuja a rozarte, a tocar tus 
cosas como prolongaciones inertes
de ti misma: la taza sucia, el viejo monedero,
el bolígrafo olvidado, tienen también tu olor
y tu cara.

Entre tus piernas hay ahora una primavera
pero antes hubo otras estaciones en las que nada
floreció.
A cada paso tuyo se abre un paisaje
nuevo, una despedida breve, se abre un presente
como el que quiere escaparse cada día por la ventana
que son los ojos desde los que te miro.
Asómate. Tienes todo el futuro ahí,
para ti sola,
delante de nuestros ojos,
a punto de despertarse.