lunes, 7 de octubre de 2019

Falaise

Foto: François Passerini

Falaise significa penya-segat. Però també podria significar estar a punt de saltar al buit per començar de nou.

Falaise també és el nom de l'últim espectacle de la companyia Baró d'Evel, de Blaï Mateu Trias i Camille Decourtye i estaran al Teatre Lliure fins el 13 d'octubre. Feia molt de temps que no veia res tan absolutament espectacular.

Vuit personatges, un cavall i uns coloms formen part d'un espectacle molt plural però conserven alhora la seva individualitat; vuit actors polivalents que canten, que són músics, pallassos i ballarins, destrueixen una escenografia, s'enfilen per ella, cauen, s'ensopeguen, es barallen i, sobre tot, s'abracen. Els vuis fan pinya, segueixen la mateixa coreografia, es desplacen per l'espai junts en una amalgama impossible i preciós de braços i cames i cossos, fan acrobàcies, s'ajuden i confien.

De la mateixa manera es barrejen la música, el circ, la dansa i el moviment en aquest espectacle poètic i sensible: de forma natural, nostàlgica i còmica, sense transicions, sense més pretensions que la recerca de la veritat i la bellesa.

Hi ha una experimentació constant en aquesta obra a nivell visual i sonor. Un dels moments més emocionants és en el que dos dels personatges es trenquen els seus vestits de guix, es desfan de la rigidesa com a concepte per desaprendre-ho tot. D'això va Falaise, de deconstruir-se i fer, com deia al principi, com fem els humans amb la vida: destrossar-ho tot (esquemes, discursos) per renéixer i tornar a construir-ho.

jueves, 21 de marzo de 2019

Posguerra


Veo morir en tus caderas el último
suspiro del otoño,
cae como lo hacen desoladas las hojas
hacia el suelo árido de una calle cíclica
y silenciosa.
Desanda las paredes de tus costillas
el último rayo de sol que había alimentado
tantos atardeceres.
Antes se había nublado un cuello abrupto
en muchas tardes de tormenta
envenenada;  regaban sin voz los manantiales
a lado y lado de la nariz
todas tus trincheras y había selvas
e invernaderos creciéndote en las mejillas.
Tu voz de cambiante espesura agitaba
unos bocetos de sonrisa que no se
propagaban: ardían pero no eran incendio.
En las piernas, un bombardeo y unas ganas de huir
de colores, mientras descendía un reguero de dudas húmedas
hacia los tobillos.
Entre los pechos, naturaleza soberana, se baldeaba
el encuentro de quien se desea
desde antes de conocerse y un inverno que puso fin
a un acalorado combate.

El rescate de un cuerpo luminoso
en medio de una guerra
siempre precisó de buen puntería
y de una eminente y pasada oscuridad. 

martes, 8 de enero de 2019

Cuenta atrás



Desde el otro lado de este hoy
que desearía ver cada día el amanecer
en tus ojos,
desde el tiempo en lontananza,
desde este avanzar del horizonte que se aleja
cada vez que yo doy un paso hacia adelante,
desde un futuro que te toma de las manos
y te atrae hacia tu propia vida,
me llega un grito desesperado que me pide
que me quede
para ver cómo te vas
y pueda despedirte
y mantenerme así, para siempre, en pie,
con tu cabeza en mi clavícula y tu hueco
en mi abrazo,
con este amor que te encuentra por todos los
rincones
y que te nombra a ti y a todas las partes
de tu cuerpo.

Desde esta historia
que ancla a mi cuerpo un reloj
y sobre mi cabeza un reloj
y en mi espalda un reloj,
cuento los días que faltan para dejar de
pronunciarte
ahora que he entendido que la verdad no nos pone a salvo
y que más allá de tus labios todo está en guerra.