El sábado por la noche hacía frío y llovía en Premià de Dalt.
Era completamente invierno. El recién nacido festival ESCENarts acogía en la
sala de teatre San Jaume una velada poético-musical protagonizada por Viggo
Mortensen y el pianista Rafel Plana. Canciones de invierno es un espectáculo
construido a partir de los textos del libro que lleva el mismo nombre y del
cual es autor y editor el actor estadounidense.
Emma Escolano, regidora de cultura de Premià de Dalt i amiga
de la familia, se había enamorado de este espectáculo en Barcelona y lo había
soñado en el San Jaume. Y ahora lo había cumplido. Fue ella quien dijo que no
debía perdérmelo y, después de lo que vimos, ambas sabemos que tenía razón.
En el piano de Rafel Plana también llovía, igual que afuera, y
se iba desgranando la estación invernal en los acordes de las primeras piezas
que sonaban. Viggo Mortensen, con un manojo de papeles arrugados en la mano,
que parecían desordenados pero no lo estaban (como tantas cosas que sucedieron
esa noche que parecían lo que no eran), apareció con ademán seguro y comenzó a
recitar algunos de sus textos. Y así transcurrió el espectáculo, una
conversación acertada de textos y piano, de canciones y diálogos. Decía que
nada parecía lo que era porque solo Viggo Mortensen, o un actor de sus
características, podría llevar a cabo un espectáculo así, donde todo parecía
suceder de la nada, donde nada parecía ensayado, donde todo era nuevo incluso
para los propios artistas, que parecían no darse cuenta de esa espontaneidad
ajustada que ofrecían, de ese despiste adecuado al que jugaban. Así era como
Viggo se enfrentaba a sus propios textos y a los de otros autores, como si en
realidad aquello fuera una reflexión personal que ocurría en el salón de su
casa.
Viggo siguió desnudando los textos y despojando a la poesía
de toda su grandilocuencia hasta dejarla frente a frente con el público y con
su propia voz para dotarla así, sin apenas esfuerzo, de su carisma y de todo el
poder que emana de sí misma. Empezó a llenar un espacio común haciendo cosas
comunes, con una voz común y unos textos comunes. Y solo él fue capaz de
convertir todos esos lugares comunes en una de las noches más especiales que se
habrán vivido jamás allí porque aquel rato fue, para todos nosotros,
completamente invierno y completamente canción.