domingo, 3 de diciembre de 2017

Portugal

Reniegas de tu propia virtud
y estás cansada de vivir
y en medio de esa concurrencia
tiene sentido tu risa.
Y tu pelo, que de repente se alborota
y te hace parecer otra: alguien más amable,
más poderoso, menos terrenal.
Quiero regresar siendo otra yo también,
como tú en tus lunes o en tus domingos
que te vuelven de repente tan ajena a mis desastres.
Imagino que Portugal trazará caminos
nuevos en mis recuerdos nuevos
y echaré menos de menos
y pensaré de más.
Así que me dispongo a emprender la costosa tarea
de olvidarte,
te cambiaré por un fado o un viejo tranvía,
te quedarás atrapada en las fotografías
que tomarán mis ojos sobre tu ausencia
y allí vivirás, querida mía,
hasta que empuñar el coraje no pueda volver a llamarse
triunfo.

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