lunes, 15 de junio de 2015

La mudanza

Cuando haya puesto un pie en mi nueva vida
y las arañas de la nostalgia
empiecen a inundar mi nueva habitación,
cuando no haya un pedazo libre de mi familia
en este piso que huele a nuevo
y deja un sabor de incertidumbre;
cuando no pueda dormir
porque eche de menos los ruidos de mi cuarto
y quiera adelantar el reloj cada mañana
a un amanecer precipitado sobre mi cuerpo desnudo
-que ojalá fuera una cascada de luces
sobre tu torso de paz-,
cuando no entienda por qué la vida
me lleva a mí de la mano -y no al revés-
por sus callejones sin señales y sin salida
pero nunca desnutridos,
cuando quiera regresar a todo lo que nunca dije
y no sepa cómo hacerlo,
cuando no recuerde el camino del perdón
recordaré esta noche y todo lo que fui en ella
y recordaré el crujir de esas paredes
que a veces fueron niebla y otras olvido
pero que siempre serán hogar.

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