Música: Le onde de Ludovico Einaudi
Después
de que anidaran
miles
de pájaros que venían descalzos
y
planeaban sin vuelo
hacia
el precipicio de tu frente.
Después
de recoger las migajas
de
tormentas pasadas por agua
acuñadas
en los restos
de
películas mudas en blanco y negro.
Después
de que me tomaras de la mano
con la
misma fuerza que un suspiro
y a mí
se me antojara más fuerte
incluso
que el
primer beso de la mañana.
Después
de acercarme a tu espalda
y
brotarte de los ojos
con
una imagen que yo misma desconocía
y que
cada vez me gustaba más
porque
siempre me quise más desde tus ojos
que
desde los míos
y
entendí tarde que todo eso era un error.
Después
de abrazar tus miedos como a un
salvavidas
para
convertirme en isla
en
medio de tus constantes naufragios
y
querer caer junto a ti
solo
por hacer algo contigo.
Después
de tragarme todos tus silencios
y
todos tus ruidos
amortiguados
entre los dientes.
Después
de limpiarme una vez tras otra
todos
tus desastres otoñales
venidos
a menos entre pena y pena
y una
tableta de chocolate blanco.
Después
de albergar palabras
sembradas
en misterios y en noches de insomnio
porque
tus deseos así lo querían
y yo
te quería a ti y a tus deseos.
Después
de todo eso,
después,
después
no hubo después.